sábado, 19 de abril de 2008

DOCTOR PEPE











Lo había decidido cuando a los cinco años trepó a una ventana del hospital de su barrio y vio cómo un doctor le aplicaba una inyección en el brazo a un chico que lloraba. Los que iban con él, pibes también le dijeron que mirara el cartel que decía " Vacuna". No entendió bien eso de vacuna, pero la cosa le gustó y ese día se prometió que sería doctor.
En la casa hablaban un dialecto italiano que le complicaba bastante en la escuela, mas con su memoria privilegiada de todos los tiempos, en sus cuadernos no habían faltas de ortografía. Las maestras del pobrecito colegio en el que hizo la primaria, tan pobre y tan humilde como el barrio, lo paseaban por las aulas por ser el más lindo y el más bueno. En su cara mate brillaban dos ojos negros pequeños, penetrantes, pícaros, con un fulgor particular. La cabecita parecía hecha con compás, por su redondez perfecta sostenida por un cuerpo chiquito, delgado, flexible como un junco. En el equipo de fútbol de su barrio ocupaba siempre el arco. Fue arquero hasta cuando ya médico jugaba en el equipo de su hospital contra otros hospitales. Volaba, palomita en el aire, graciosamente con sus manos delicadas de dedos finos, nervudos, que no cuidó jamás. Tampoco lo hizo con su vida pero sí con las familias del barrio que lo vio nacer y las de los que atendía en los hospitales en que hizo su carrera hasta llegar a jefe de guardia.
Lo llamaban doctor Pepe, sobrenombre y nombre a la vez. Así era conocido. El Dr. Pepe. Y él respondía al nominativo con la llaneza propia del que se decía a sí mismo, yo no soy médico del hospital, soy un empleado municipal. Acostumbraba a hacer una distancia efímera y primera con sus pacientes, que duraba el tiempo de traspasar la puerta del consultorio e inmediatamente se convertía en el solucionador del problema médico o familiar, según fuera el caso. El leiv motiv del Dr. Pepe era"tengo que" y ese tengo que, hacía que su vida estuviera al servicio de los demás las 24 horas del día. Esa vida que convirtió en una guardia permanente de 24 horas todos los días de su vida, anque los domingos. Además de Dr. Pepe, cariñosamente le decían Superman, cuero crudo, Doc, Pepito, Jefe.
Infinidad de anécdotas lo pintan de cuerpo entero. Algunas muestran la humilad para ejercer la profesión, otras su fuerza para ponerla en práctica, otras el impacto que producían sus diagnósticos certeros. Sólo pudo volterlo el cáncer veloz y arteramente, que lo sacó de su "tengo que hacer". Quizás por conocerlo tanto, se pueda creer en la fascinación que este hombre me produjo durante 61 años, pero la he compartido con cuantos lo conocieron. Un homenaje para vos, mi amor de toda la vida, Dr. Pepe.

viernes, 18 de abril de 2008

IBA


Iba a descender del colectivo y alguien le murmuró si estaba apurada. Alguien tenía los párpados bajos con el castigo del tiempo y la vida en su grietas rugosas. Lo miró y aumentó su propia angustia también del tiempo y de la vida.
No, temo pasarme, musitó con un dejo, miró al piso para no volver a la pena instalada en esa cara repentina y un billete de cinco pesos la llamaba desde abajo. Giró su cuerpo trémulo ahora para ver a un joven distraído del mundo, ¿son tuyos?, una negativa descuidada, entonces suavemente, con abandono le ordenó que lo levantara, total, aquí no hay nadie. Nadie eran los párpados, el joven híbrido y ella.
Ella era nadie.
Disimuló su poco equilibrio imprevisto, descendió del vehículo y caminó sorteando baldosas, como venía rehuyendo los minutos y las horas. Voló casi, a la entrevista. Le alcanzaron un volante de “una vida nueva” “el tarot y su moderno enfoque”, sonrió, no se detuvo. Subió las escaleras con desgano y fatiga. En la espera de media hora larga como veinticuatro, repasó su vida. Nunca se había sentido tan sola. Los cuadros desdibujados en las paredes y un silencio lujurioso colmado de agujeros tal los de su colador colgado en la cocina, la hicieron bajar las escaleras hasta llegar a la puerta como si fueran los últimos instantes de su existencia Siempre rodeada del silencio abrió la puerta, enfrentó la calle desbocada a modo de potrillo desenfrenado.
No sintió el impacto del colectivo que trató de esquivarla. Hubo alboroto, mucho ruido.
Ella no oyó nada.

martes, 15 de abril de 2008

Con su sabiduría, Aldao, el Andrés, me dijo, no hay consuelo, hay dolor.
Ya no me duele el alma, me duele la carne.
La carne cercenada, mutilada, herida,
desvastada, como los restos ausentes de Hiroshima, como la violada sangre de Irán, como nuestros queridos muertos desaparecidos, como nuestras Madres, o las entrañas de América Latina, el sufrir de los desposeídos, el gemir de los niños con hambre o el de los rostros oscuros que se oscurecen más al ser discriminados... entonces mi dolor se hace chiquitito, pequeñito y a la vez se agranda como el extenso mar.
Así es mi dolor.
Surge de mis entrañas,
duele, carcome, roe.
¿Por qué? ¿Por qué?
Paren el mundo.
Quiero llorar por mí.

lunes, 14 de abril de 2008

AMIGO

Mientras el universo se multiplica en desiertos, el amigo siembra.

Mientras los espacios acentúan guerras, el amigo busca paz.

Mientras el viento enmaraña con lamentos, el amigo se hace calma.

Mientras el agua desborda torrentes grises, el amigo es gota

transparente donde se calma la sed.

DE LA ESCRITORA ELIZABETH CARPI--De Corral de Bustos, Ifflinger- Córdoba
Argentina

miércoles, 9 de abril de 2008

LÁSTIMA





Era pequeña y temía ser grande.
Crecer le dolió como lastima siempre, y creció.
Superó con temor, miedos, cobardías el adolescer, hasta que lo conoció.
Era galante hasta el asombro, amable hasta la sorpresa, protector como el ombú de las pampas y decidió que era el hombre de su vida.
Se fue con él sin importar lo que dejaba atrás, familia, estudio, profesión, amigos.
Y se fue lejos. Tan lejos que se perdió en la distancia
Sus padres leyeron en un diario su muerte a manos de él.
Lástima.

I II III IV


I

Y no estás. ¿O sí?
Quiero oír el sonido de tu voz
quiero tu mirada
aún ésa de hielo
quiero el ruido de las llaves
de San Pedro
en tu caminar
quiero el exagerado acelerar
del motor de tu coche
quiero recibir el fastidio mentiroso
de tu juego.
Quiero el roce delicado de tus manos.

II

Tus manos tomando con destreza
la pelota en el arco
tus manos en el arte de encender un cigarrillo
tus manos prolongadas en
acículas perfectas
en la calma del dolor
en un instante
tus manos palpando, tocando, explorando
hasta descubrir el mal
tus manos penetrando en las entrañas
y matar la muerte
tus manos acariciando
cabellos de niños repetidos
en el tiempo.
Por fin
tus manos rozando mi piel
con magia de colores
despertando mis sentidos.
¿Qué no han hecho tus manos?
Tus manos tus manos.
¡El privilegio de conocer tus manos !

III

¿Dónde estás amor mío
que no alcanzo a verte?
¿En qué lugar desconocido
te busco?
¿No sabés que sin vos
mi existencia no es?
¿Por qué? ¿Por qué?
Mil veces por qué.

IV

No existe el agua
no existe el sol
no hay luz.
Hay nada.

martes, 8 de abril de 2008

LA BELLA POESÍA DE ORIENTE


¿SABE ALGUIEN DE DÓNDE VIENE...

¿Sabe alguien de dónde viene el sueño que pasa,volando,
por los ojos del niñ?
Sí.Dicen que mora en la aldea de las hadas;
que por la sombra de una floresta vagamente alumbrada
de luciérnagas,
cuelgan dos tímidos capullos de encanto,
de donde viene el sueño a besar los ojos del niño.
¿Sabe alguien de dónde viene la sonrisa que revuela por
los labios del niño dormido?
Sí. Cuentan que, en el ensueño de una mañana de otoño,
fresca de rocío, el pálido rayo primero de la luna nueva,
dorando el borde de una nube que se iba,
hizo la sonrisa que vaga en los labios del niño dormido.
¿Sabe alguien en dónde estuvo escondida tanto tiempo
la dulce y suave frescura que florece en las carnecitas
del niño?
Sí. Cuando la madre era joven,
empapaba su corazón de un tierno y misterioso silencio
de amor,
la dulce y suave frescura que ha florecido en las carnecitas
del niño.
Rabindranath Tagore

¿Qué hado podría surgir de pronto y que renaciera la ternura, la paciencia, la comprensión, el amparo hoy olvidado, distraído en los avatares de este mundo, preocupado más que nunca en el poder, la ambición y la i,mportancia desmedida por las cosas materiales?
¿Qué magia de repente, aparecida de entre las nubes, nos imbuyera, nos impregnara del sentir de Tagore?

Rabindranath Tagore (1861-1941)
poeta,pintor, humanista, educador, premio Nobel de Literatura 1913.


jueves, 3 de abril de 2008

HOY 2 DE ABRIL DE 2008

Hoy, cuando todavía creemos que la guerra fue una patriada.
Hoy, en que todavía nuestros hombres muchachitos de entonces aún creen que valió la pena.
Hoy, siento más tristeza, más pena y más rencor.
Tristeza por los muertos, pena porque los vi con armas inútiles, desprovistos de la ropa adecuada, sin el alimento necesario y rencor hacia aquéllos que desde un sillón arengaron a niños a enfrentarse con los piratas de siempre.
¡Cuánta mentira! ¡Cuánto engaño! ¡ Cuánta ingenuidad del pueblo todo !
No festejo, no. No puedo fetejar tanta desgracia inútil, tantos chicos engañados, tantas familias desconsoladas. Es para mí un día de duelo. 2 de abril. Patria enlutada. Patria mía.