miércoles, 26 de marzo de 2008

CRUZAGRAMAS: Contacto

CRUZAGRAMAS: Contacto

Treinta mil...

Treintamil...
Treinta mil en mi retina,
en mi emoción, en mi vida,
como un baldón.
Aún hoy
me pregunto por qué no presentí,
por qué no vi.
¿Dónde estaba yo mis treinta mil?
¿Dónde estaba yo
sin poner pecho y corazón?
...si volvieran... treinta mil...
...si un día de repente regresaran
en treinta mil pedacitos conformados...
...si volvieran ...treinta mil...
con sus treinta mil pares de ojos...
mostrando, gritando, clamando,
vengando la vergüenza del horror
...si volvieran, treinta mil...
...si volvieran...
Treinta mil...
¡En qué lunas
están mis treinta mil!
¿Desde qué estrellas
nos alumbran, nos protegen?
¿Dónde están?¿Quizás estén
en los pañuelos blancos,
en ls niños, en la gente,
porque éste, mi país,
porque ésta, mi ciudad,
como yo,
no vio o no quiso ver.
cautiva
,

domingo, 16 de marzo de 2008

EN EL MULLIDO SILLÓN DE TERCIOPELO ROJO
Hoy el almuerzo es triste. Recuerda papá a su tío Tito, casado con Bea, a los que no conocimos porque fallecieron jóvenes. Él, de fiebre amarilla, que la trajo de un viaje y ella, la pobre Bea, de parto y de cuyo hijo jamás supimos. Lo único que tenemos sabido es cuánto se amaban y cómo era el trato entre ellos. Mamá apunta que cuando él la llamaba, le decía” Vida” y ella le respondía siempre con un “¿Chiche?”. Acerca de ellos, no se dice nada más. Pregunté tantas veces… Y las respuestas siempre son evasivas y confusas. Me da mucha pena saber que ignoro tanto de nuestros antepasados y mucho más de su prole. Casi llegado el postre me pongo a mirar, quizás para escapar del tema funesto, un tapiz que cubre casi toda una pared. Me dice papá que no es un tapiz, que es un gobelino. Pues este gobelino se adueñó de todas las casas en que vivimos. No es querido por mi madre. Jamás me explicó qué le sucede con esa imagen, por qué no le gusta. Sólo sabe de su antigüedad. Creo que data de 1890 y pico.A mis hermanas Eleonora y Adela poco les importa el tema, pero ante mi insistencia, como es habitual en la sobremesa, papá va a las fuentes y aparece la explicación. Las explicaciones de papá se basan en la búsqueda del diccionario. "Tapiz. Es un paño tejido de lana o de seda y algunas veces de oro y plata en que se copian cuadros de historia o paisajes o personajes”.
Cuando lee, papi imposta la voz y es como estar en clase. Sigue volteando las páginas y va a la letra G, apresurado, para que las chicas no se cansen, porque lo evidencian, y continúa “en cambio, Gobelino, proviene de los Gobelin de París que fueron tintoreros fundadores, parecido trabajo al del tapiz, cuya manufactura tomó ese nombre y tuvo repercusión universal” .Ni bien acaba de leer, las tres retiramos la vajilla, insinuamos una escueta ayuda a mamá y cada una desaparece como es habitual. Eleonora al piano, Adela al teléfono y yo a la biblioteca.
Me hundo en el mullido sillón de terciopelo rojo y comparo las formas de emplear los sustantivos propios con los que se nombran diversos elementos con el nombre de su creador. Por ejemplo, Rimmel, es una marca y nosotras así llamamos a cualquier cosmético de pestañas. Me estoy poniendo culturosa y si lo comento a las chicas, se van a burlar de mí. No sería la primera vez. ¡Las tontas!Ayer la sobremesa abarcó el tema del significado de una palabra, hoy papá encara la literatura, ya que Eleonora se lleva Literatura a examen en diciembre. Como a papá le apasiona la literatura sale el tema de los grandes clásicos y entre ellos, Alighieri, el autor de la Divina Comedia.uando me entero un poco de los personajes, ni bien puedo me voy a mi recinto y a mi sillón. Encuentro el libro. De entrada la encuadernación de cuero rojo me gusta, las hojas son de papel de arroz. Me parece fabuloso haberlo encontrado tan pronto. A medida que leo, me engolosino con el texto y las imágenes. Me adentro más en él y cada vez revelo, con ayuda de mi Enciclopedia, más fascinación, amor intenso, traición desmedida. Y vuelvo de continuo al libro que me resultaba tan caro y descubro y redescubro y me repito cuán poca es mi experiencia literaria. Insistente, previa costosa traducción, repito…

“Per mí si va ne la cittá dolente,

Per mí si va ne’l eterno dolore

Per mi si va tra la perduta gente”...y trato de entender...

Giustizia mosse il mio alto fattore

Fecelmi la divina protestate”

Dante. Dante Alighieri, autor, me entero (buscando y revolviendo libros) que has escrito tu Comedia en dialecto toscano, no en el italiano de los siglos XI y XII de donde éste provenía.

Dante, entrás al Purgatorio con Virgilio a quien admirás pues reconocés en él al numen de la Sabiduría y la Poesía. Vos, Virgilio no, porque para pasar al Paraíso, tenés que subir los escalones como lo hace Dante. Y a los paganos como vos, Virgilio, no se les permite la entrada al Paraíso. ¡Pobre Dante! Te cuesta ascender esa montaña escalonada, pero sabés que en cada escalón se redime un pecado y te conformás, porque viene en tu ayuda tu ángel y al eximirte, en cada uno, te llenás de alegría.

Allí te encontrás con los adúlteros Paolo y Francesca, y Publio Papinio Estacio, y Catón. Hay infinidad de castigados, como los envidiosos, los traidores.

En la cumbre está Eunoe, la fuente y si bebés, olvidarás las cosas malas pasadas y sólo te acordarás de las buenas.

Un sudor me envuelve. El fuego del Infierno me dio calor.- ¿Sí? …¿Mamá me llamás? Es para cenar y tiene en su mano el librito de mi Primera Comunión que heredé de la familia de mi padre. Sé que perteneció a Bea o a Tito, pero no tengo la certeza de a cuál de ellos. ¿Por qué mamá lo tendrá en sus manos hoy? Hacía años que no lo veía, desde que tomé la primera comunión.

Voy, mamá. Me levanto de mi sillón preferido y desganada me ubico frente al tapiz,” que es un gobelino”. Dante y Beatriz me miran desde allí. ¡Qué linda es ella! Virgilio no está.

Huelo un olorcillo acre, amargo. Me parece que a mamá se le quema en el horno el bizcochuelo de chocolate.

Por la mañana me saco un uno en Matemáticas. ¡Me quiero morir! Ya en casa, en el almuerzo, después de contar mi fracaso con esa materia que odio tanto, ubicada en mi lugar habitual… ¿Mamá cambió de lugar el gobelino?: lo tengo a mis espaldas. Siento que me clavan los ojos, además no soporto el olor del bizcochuelo quemado, penetrante. Esto hace que vaya a cobijarme en mi reducto. Sí, mami, ¿podrías pedirles a las chicas que no me molesten aunque sólo fuera por un rato?, luego termino el mapa. Me faltan marcar los picos más altos de la Cordillera. Me cansan los mapas, los orográficos y los hidrográficos. En cambio los de División Política no tanto. Allá vooooy….El sillón rojo me ampara nuevamente como en un abrazo. Cierro los ojos.

Hay un Dios y a su lado la bella Beatrice. Dante, te encontrás con tu amada, tu Beatrice, la Fe, la Teología, con su rostro de niña ¡tan cercana a Dios! Es la luz eterna, la mujer angelical, dadora de felicidad, luz eterna. ¡Maravillosa Beatrice! Se conjuga con Dante para acompañarlo en el recorrido de su vida.

¡Bella Beatrice! Venís de padecer ultrajes e ignominias y tratás de explicarle a tu Dante las causas por las que perdió su fe y con su templanza, la que le atribuís, consiguen unirse con la esperanza de que sea duradero. Dante, mirás a Dios y caés desmayado. Vos, la Bella, lo reanimás, has logrado tu cometido. Él cree en tu fidelidad y ambos entran en el Paraíso. En los tres mundos de Dante con las siete virtudes teologales.

Dante no está desmayado. ¿Estoy en la biblioteca o en el comedor?

Dante desde el gobelino me observa reclinado sobre Beatrice que coloca una mano en su pecho y la otra, delicada, candorosamente, descansa en una silla.

¿Qué veo? La tía Bea sale, se desprende del gobelino, viene hacia mí ¡y detrás el tío Tito! En mi sorpresa, dejo caer el libro. De sus páginas se desliza un sobre amarillento que no sé por qué hasta ahora no había visto. Lo abro y leo casi sin poder evitarlo una carta en la que Tito confiesa su desesperado amor a su hermana, Bea.

Ahora comprendo por qué a mi madre nunca le gustó el gobelino. En él se ocultan años de historia familiar, de desprecios, secretos vergonzantes, verdades que “deben” esconderse porque lastiman… Ahora comprendo.

Mamá trae una taza de chocolate humeante con el consabido bizcochuelo, esta vez sin quemar y yo me pongo de pie y recito

“Amor, ch` nullo amato

Mi prese del costil pracer si forte

Che come vedi, ancor no m´ abandona”

Mamá con la taza en la mano no entiende mi estado de abstracción

Eleva tu agradecida mente a Dios, que nos ha transportado a la 1ª estrella”” El Paraíso “(canto II)


miércoles, 5 de marzo de 2008

DIFERENCIAS

Sus casi once años no patinaban, volaban en la pista de hielo. Con su atuendo completado con una campera del hermano menor, estaba linda.La carita, con el pelo recogido en una colita, una mecha suelta bordeabael óvalo perfecto . Parecía un Modigliani moderno.
Dije que volaba en la pista de hielo y su pequeño acompañante hacía loposible por surcar la inmensidad nívea. Él, de ojos pícaros del color de la miel, ya daba por terminado el tiempo del esforzado juego. En un momento se sentaron en la baranda de la pista. Daban la imagen de dos cómplices adolescentes. Ella, en su husmeo, no quitaba su vista de un grupito de jóvenes que alardeaban en su intento de pitar puchos y que bien se notara entre los chiquilines patinadores. Absorbía la nena, con los ojos fijos, sin pestañeo, todos los movimientos. ¿En qué lugar estarían sus pensamientos? ¿Y los de él? Se me ocurre que él estaba concentrado en un par de sandwiches que la abuela tenía sobre su mesa y que parecían esperarlo.Ella siguió con sus relojeos.El patín terminó para los dos. La abuela siguió con sus mimos.Los miraba desde mi mesa y pensé, edades dispares, intereses diferentes. Los niños, viendo qué comprar. La abuela, cuidadosa.
Él compró una pelota Ella un libro. La abuela, feliz.