viernes, 27 de julio de 2007

EN HILERA EN NEGRITA
Están desordenados pero en orden
de pie, como testigo de mi vida,
una y mil veces en mis manos
que sienten placer sólo al tocarlos.
Es un ejército de muchos combatientes
repletos de innúmeras ideas.
¡ Cuánto daría porque uno de ellos
fuera mío ¡¡totalmente mío!
que sus rasgos todos me pertenecieran,
que su pensar hubiera fluido de mi mente.
...únicamente cuido de sus vidas
para hurgar, cirujano en sus entrañas...
...me sobrevivirán. En ellos quedarán
las huellas de mis manos
con el deleite de ordenarlos
en tiempo y en espacio...
...presumo conocerlos y amarlos...
Los dejaré un día y otras manos
acariciarán sus cuerpos...
...otros ojos se delectarán con ellos...
...y seré... testigo...
olvidada ...arcana...

miércoles, 18 de julio de 2007


Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.
En realidad el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso desde el primer momento se procuró un chivo expiatorio para encubrir al culpable.El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas chances de escapar al terrible veredicto:¡ la horca!!!
El Juez, también complotado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado:- Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor vamos a dejar en manos de Él tu destino, vamos a escribir en dos papeles separados las palabras CULPABLE e INOCENTE, tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino."Por supuesto, el mal funcionario había separado dos papeles con la misma leyenda "CULPABLE" y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta de que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados.Éste respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse abrió los ojos y con una extraña sonrisa tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente.Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente:
- ¿"Pero qué hizo? ¿Y ahora, cómo vamos a saber el veredicto?"- "Es muy sencillo", respondió el hombre. "Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué."Con rezongos y bronca mal disimulada debieron liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo.

Moraleja: SEA CREATIVO, CUANDO TODO PAREZCA PERDIDO, USE LA IMAGINACIÓN.-"En los momentos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento." Albert Einstein.

martes, 10 de julio de 2007

LA MINA
Larga fila negros rostros
desamparados pies arrastrados
llanto en los ojos bajos los brazos
en sus despojos cunde el horror
muchos no vuelven quizás algunos
retumba el aire
gritos,la bronca excita el desaliento de las mujeres cierra la mina
no habrá trabajo
aunque haya marcha.

ALMANAQUE

Un vulgar almanaque

y el lugar de donde ya no podemos regresar.

Amor, lucha, felicidad, disgustos,

hijos pensados, soñados, esperados.

Somos dos luchadores en la arena,

en el combate de la vida,

vida maliciosa, vida infecta,

que pugna soñar en demasía

y exige cabales ocasiones.

Nos queda, troyanos vencedores

el placer infinito del amor,

el soñar, aún en disenso

en inquebrantable dualidad.

miércoles, 4 de julio de 2007

EL ALTILLO

Gastón tiene un libro en la mano y pasa las hojas una por una, pero Gastón no lee. Es una tarde de primavera y su pelo cobrizo brilla a la luz que entra por la ventana. Está sentado mirando hacia afuera en ese altillo que detesta tanto. Desde ahí ve mucho de lo que él quiere y no quiere ver. Los regalos del tío Guille, los libros que le trajo la tía Mariela y cajas con la ropa de invierno, son justamente lo que odia. ¡Y son tantos! En cambio, están las cosas que le conforman y mucho. El planisferio que le compró papá y las ropas que mamá eligió para él.
Desde la ventana del altillo, medio detrás del jacarandá que lo acompaña tantas tardes y lo esconde tantas otras, mira jugar a los chicos en la calle.
Hay uno que hace girar un trompo. Gastón piensa que es muy grandulón el pibe ése para jugar con el trompito; hay otro que se raspa las rodillas de tanto arrastrarse para jugar a las bolitas. Seguro que no tiene el bolón de colores como el suyo, que es verde con rayitas rojas, seguro que no lo tiene, se dice.
Y las chicas. Las chicas, como siempre empujando cochecitos y muñecas jugando a la mamá, haciéndose las grandes. ¡Qué tontas! Una nena de trencitas largas, hace roles y verticales.
¿No se habrá dado cuenta que se le ve la bombacha? si por lo menos se hubiera puesto pantalones se luciría más con su vertical tan perfecta, justo en perfecta vertical.
Mira jugar a los chicos como al descuido, como casi de reojo y en su descuidado mirarse se embelesan sus deseos
.
Él mira jugar a esos niños mientras se empañan sus ojos.
Entiende muy a pesar suyo que la ventana del altillo es su cómplice ideal.
Los días, con sus mañanas, sus tardes y sus noches se suceden siempre igual y su cabeza ensortijada, cabecea cargada de resentimiento y una obligada comprensión.
Y ahí está, esa voz, la oye cotidiana, que se repite, que le habla incansablemente y le recuerda fatalmente que la silla que él ocupa, no le permite jugar.