Sus casi once años no patinaban, volaban en la pista de hielo. Con su atuendo completado con una campera del hermano menor, estaba linda.La carita, con el pelo recogido en una colita, una mecha suelta bordeabael óvalo perfecto . Parecía un Modigliani moderno.
Dije que volaba en la pista de hielo y su pequeño acompañante hacía loposible por surcar la inmensidad nívea. Él, de ojos pícaros del color de la miel, ya daba por terminado el tiempo del esforzado juego. En un momento se sentaron en la baranda de la pista. Daban la imagen de dos cómplices adolescentes. Ella, en su husmeo, no quitaba su vista de un grupito de jóvenes que alardeaban en su intento de pitar puchos y que bien se notara entre los chiquilines patinadores. Absorbía la nena, con los ojos fijos, sin pestañeo, todos los movimientos. ¿En qué lugar estarían sus pensamientos? ¿Y los de él? Se me ocurre que él estaba concentrado en un par de sandwiches que la abuela tenía sobre su mesa y que parecían esperarlo.Ella siguió con sus relojeos.El patín terminó para los dos. La abuela siguió con sus mimos.Los miraba desde mi mesa y pensé, edades dispares, intereses diferentes. Los niños, viendo qué comprar. La abuela, cuidadosa.
Él compró una pelota Ella un libro. La abuela, feliz.Dije que volaba en la pista de hielo y su pequeño acompañante hacía loposible por surcar la inmensidad nívea. Él, de ojos pícaros del color de la miel, ya daba por terminado el tiempo del esforzado juego. En un momento se sentaron en la baranda de la pista. Daban la imagen de dos cómplices adolescentes. Ella, en su husmeo, no quitaba su vista de un grupito de jóvenes que alardeaban en su intento de pitar puchos y que bien se notara entre los chiquilines patinadores. Absorbía la nena, con los ojos fijos, sin pestañeo, todos los movimientos. ¿En qué lugar estarían sus pensamientos? ¿Y los de él? Se me ocurre que él estaba concentrado en un par de sandwiches que la abuela tenía sobre su mesa y que parecían esperarlo.Ella siguió con sus relojeos.El patín terminó para los dos. La abuela siguió con sus mimos.Los miraba desde mi mesa y pensé, edades dispares, intereses diferentes. Los niños, viendo qué comprar. La abuela, cuidadosa.
1 comentario:
Sonia que bien "pintado". Me imagino con el codo en la mesa sosteniendo mi cara y viendo, todo tal cual. Me gustan los saltos para marcar las diferencias de un pensamiento a otro y en el medio de eso el patín. Me pareció de una mirada muy tierna. Un abrazo Merci
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