La arboleda un túnel opaco. Él no oía ni el silencio, su fórmula en la impaciencia de ahuyentar hasta los mosquitos. Sólo los mocasines de suela de goma, creídos indianos se le pegaban al suelo como chicle al pelo y le hacía inferir que iba en camino del destino acordado. Un destino avenido entre los dos, en medio de controversias, acusaciones con tonos de voces en ascenso. Que estás ocupado constantemente. Pero mirá quién habla, tu teléfono siempre en uso. Es mi trabajo. Si estás molesta porque trabajo mucho, no me digas que soy un triunfador, no me llames. Te llamo porque te quiero. Si me quisieras no te enojarías tanto.
A su paso de goma de mascar le sonaban otros diálogos sin sentido .¿Cómo llegaron a este sinnúmero de insensateces? Si su amor fue obsesión desde el momento en que el celeste cielo de sus ojos como el suéter que cubría su cuerpo núbil lo miró a través de las filas del auditorio de Arquitectura.
La cosa no andaba. El futuro como pareja para ellos no existiría jamás.
Leticia venía cabeza gacha mochila pesada ¿se habría cortado el pelo? Seguro que en estos días de toma de finales engordó con esas galletitas terrosas devoción de su estómago devorador. No podía con su genio, nervios, sinónimo de deglución. ¡.Los planes cuando alquilaron el departamento jaula de Almagro! Mi papá no va a querer que la familia opine que no nos ayude, que es un amarrete. A mí sólo me interesa nuestra opinión. Discusiones sin sentido. Reñimos por tonterías aparentes y había trasfondo. No. No valían como pareja.
El túnel se terminó. El chicle de los zapatos y la mochila pesada se encontraron en el centro.
El beso fue más largo que el camino recorrido.
2 comentarios:
Sonia: que bonito... fianl imprevisto! Muy bueno...
Besos
Gracias, hormiguita viajera. Me falta medio año y te alcanzo en los 80. Estabas linda y bien acompañada. FELICITACIONES!!!!
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