miércoles, 7 de noviembre de 2007

QUIERE...

Cuando salió de la oficina, después del llamado de Marcos, no le alcanzaban sus
piernas para llegar a su casa y discar el número para terminar la conversación.
¡Tan hermosas sus palabras! ¡Tan firme su planteo! ¡Tan esperado!
Subió al ascensor y corrió hacia el teléfono… Ocupado una y otra y otra vez.
Se descalzó, mudó su ropa por algo más cómodo. Se miró al espejo. Se volvió a
mirar y dijo, quiero.
Quiero ser una princesa de los cuentos de hadas de mi infancia. Descubrió que
al ser humana, albergaba defectos, por tal, no lo sería.
Quiero, espejo, sonreír hoy. No salió la más mínima sonrisa de su boca.
Quiero abrir mis manos y retener el mar de nuestro amor y presiento algo.
Quiero extender mis brazos para detener el viento, no me roza.
Quiero gozar de la luz maravillosa que muchas veces nos ilumina y estoy a oscuras.
Quiero poseer, tener, paralizar una mariposa que se ha colado en mi ventana,
revolotea y escapa huidiza.
Quiero deleitarme con la flor abierta al cielo que se filtra entre mis ojos y no la veo.
Quiero. Quiero.
El timbre del teléfono suena estridente. Corre, atiende. Su cuerpo se desliza hacia
el piso que la recoge blandamente.
Marcos ha muerto.

2 comentarios:

Willie Heine dijo...

Querida Sonia: Esto tiene una extraordinaria poesía!!!! Felicitaciones!!!!. Los finales en una frase de las tuyas impactan fuerte. Un cariño Merci

Martín Vargas dijo...

Y yo quiero ser una luz que no origine sombras, que no parpadee retinas, que ilumine sin llagas, pero que tampoco marque senderos. Gracias por el comentario en "Tu cariño se me va" (lamentable y felizmente a la vez, no se fue...)
Pizarnik te gusta???
abrazos