Lo que transcribo no es de mi autoría, pertenece a Ricardo Ragendorfer columnista del semanario "Miradas al Sur ".
El asunto se podría liquidar con la siguiente pregunta:
"Si el asesinato es un crimen, ¿por qué bárbara y estúpida inconsciencia se lo castiga con un crimen semejante?". La frase fue escrita nada menos que por El Marqués de Sade en el libro La Filosofía del tocador ( 17905). Sin embargo, su potencia conceptual no fue suficiente para resolver el aspecto teórico de la custión: 214 años después, en un país muy alejado de la Revolución Francesa, una diva local sacudiría la conciencia pública con su ya famosa máxima"El que mata debe morir".
Susana Giménez pronunció esas cinco palabras tras enterarse del homicidio de su florista personal, Gustavo Lanzavecchia, quien en el atardecer del 27 de febrero fue hallado sin vida en su casa de Lomas del Mirador, flotando en una pileta, en cuclillas, boca abajo y con una sunga como única prenda. Ello bastó para que la animadora televisiva desgranara su propia hipótesis del hecho: un asalto con epílogo fatal, en el que los presuntos malvivientes habrían acudido al domicilio de la víctima atraídos por un no menos presunto aviso clasificado. Seguidamente, fustigó con singular dureza la lucha por los derechos humanos, además de exigir cárcel para los menores.
En resumidas cuentas, la ex pareja de Carlos Monzón - para quien, por cierto no reclamó la pena capital luego de la violenta muerte de Alicia Muñiz - daba por sentado que lo ocurrido era otra manifestación del flagelo que más aterra a los argentinos : la inseguridad.
Pero la pesquisa no tardaría en derrumbar esa creencia, dado que dicho crimen fue el corolario de una desafortunada fiesta íntima convocada por el propio Lanzavecchia. Y el principal acusado, Roberto Leiva, lejos de ser un pibe chorro bajo los efectos del paco, era exactamente lo opuesto; es decir un profesional de la seguridad : hasta hace unos días trabajaba como vigilador en la agencia Vicus, una de las más afamadas del ramo. Pero aquellos detalles pasaron a segundo plano.. En cambio, quedaría instalada la idea que es factible combatir el delito con la muerte.
Semejante parecer fue rápidamente avalado por otros expertos en el tema; entre ellos, Moria Casán, Gerardo Sofovich y Guillermo Francella, quienes se expresaron en similares términos. pero sorprendería la postura del cantante Cacho Castaña quien dijo : "El pueblo no tiene armas, hay que sacar el Ejército a la calle y se termina todo". No menos virulentas fueron las palabras de Sandro, "El que diga que Susana estuvo mal, que se corte un dedo de la mano". Y con esa tónica ablacionista, el actor de Los exitosos Pells, Mike Amigorena, planteó una leve discrepancia: "Me parece que matar al que mata no es lo más acertado. Sería poner un parche. Ahora, que el que mate pierda un miembro, no estaría mal. Si roba, le cortan un dedo. Si vuelve a robar, le sacan otro. Así habría conducta. Pero para que eso se sostenga hace falta disciplina". Y siguen las adhesiones.
En tanto, la sexagenaria diva creyó oportuno formular una aclaración y, tras remarcar su condición de católica, sostuvo: "No quiero la pena de muerte. Para mí, el que mata tiene que morir, pero eso no es la pena de muerte".
¿Qué habrá querido decir? ¿Acaso que los homicidas tengan un fallecimiento natural? ¿O tal vez se haya referido a otra variante de muerte que no necesariamente implique una condena suscripta por un juez? Pero Susana dejó ese misterio picando, y añadió "Hay mucha gente que piensa como yo".
En ello quizás tenga razón. Ya se sabe que en Argentina la muerte extrajudicial - además de tener toda clase de paridarios - cuenta con una vasta tradición.
Más allá de los 30 mil desaparecidos durante la dictadura, las 2.500 personas asesinadas entre 1983 y 2009 en caso de gatillo fácil son una muestra palmaria de ello. Y que tal cosecha no es fruto de una ominosa suma de errores o malentendidos sino el resultado de una verdadera limpieza social.
... este es un fragmento, como expresé, del artículo mencionado y me cabe también agregar una síntesis de la opinión del Fiscal de la Unidad de Asistencia para DD.HH. Félix Croux, en el mismo semanario:
..."estupideces de los derechos humanos"....¿Cuál será, entonces la sensatez que propone( la diva que cree en los dinosaurios vivos), ¿investigar apretando? Todos los que descalifican los derechos humanos no nos aclaran cuál es su propuesta, no nos participan de la profundidad de su degradación moral. Definen su doctrina por la negativa, vagamente y con desdén:" no nos vengan con eso de los derechos humanos". ASESINAR EN CONTRA DEL ASESINATO. TORTURA EN NOMBRE DE LA VIDA Y LA LIBERTAD.
Hay en la Argentina centenares de miles de indignadas víctimas de la violencia más atroz, víctimas del poder de la mayoría, con tanto o más derecho a estallar que la diva: Las Abuelas y Las Madres de Plaza de Mayo, Las Madres del Dolor y de los chicos de Malvinas; los Hijos de los Desaparecidos y asesinados. Sin cámaras ni movileros complacientes, saben que ninguna palabra es inocente y siempre hay alguien dispuesto a pedirles cuentas por lo que no han dicho. Ellos piden justicia; la diva pide sangre"...
Yo tengo poquísimo que agregar a palabras tan perfectamente expresadas.
Sólo sé que debe ser terrible asesinar como el asesino, ser igual que el torturador, emparejarse con el abusador.
Les dejo a ellos las palabras precisas.
1 comentario:
Más que fuerte Sonia, más que necesario en este mes.Cómo decis, no sé quién lo hubiera expresado mejor. Un abrazo fuerte amiga! Merci
Publicar un comentario