martes, 20 de octubre de 2009

ISOLDA SIN TRISTÁN

Escribía por las noches. La soledad y Wagner, ¿Isolda o Mathilde?¿Vivian o Claudia? invadían sus oscuridades. Baremboim atacaba y ella, con las dos, Isolda y Mathilde a la espera del amado Tristán entonaba “la muerte de amor”, ¡oh Liebested! decía, ¿decían? La única o casi única palabra que conocía del alemán. Con el magnetismo y la voz de Waltrad Meier, esa mezzo alemana que en 1980 la había deleitado en el Colón, en una de sus escapadas de incógnito, vestía a las heroínas de sus cuentos y de su última novela del amor deseado. No dudó en llamar a su novela “¿Quién eres?“.

Tenía éxito en sus escritos. Eran bien vendidos y muy leídos. La reconocían como “la escritora misteriosa”. Nadie sabía cómo eran su rostro, el cuerpo y jamás lo sabrían, decía ella. Sólo Claudia la conocía, su intermediaria, su todo desde el accidente del que se recuperó a medias. Era su apoderada, la que por sus manos pasaban los trámites de las editoriales.
Vivian – Isolda, transcurría sus horas en su bungalow de Tigre frente a la computadora, leía y escuchaba a…Wagner. Wagner y su Tristán la transportaban al mundo al que arribó y aceptó en principio muy a pesar suyo, pero hoy era su razón de ser.
El día que la Editorial M.C. le propuso una entrevista se negó y así hizo tantas veces como insistieron. Las llamadas telefónicas la alteraban cada día más.


Tomaba un té con Claudia ¿Mathilde? Terminadas las cláusulas para la edición de la novela, la miró. Decidió que fuera en lugar suyo. Claudia se rindió por su persistencia y aceptó reemplazarla.
En la entrevista, ante el interrogante de que no se diera a conocer nunca, la chica se excusó admitiendo una timidez no resuelta. Sobrevino una invitación radiofónica y luego una televisiva.
Vivian – Isolda la dirigía progresivamente en forma total. Qué decir, cómo opinar, cómo vestirse. La joven llegó a adquirir la personalidad de “la escritora misteriosa”.
Cambió sus conceptos intrínsecos. De ser una creyente pasó al ateísmo, su piedad acostumbrada por una crueldad definitivamente arbitraria. El común alboroto de sus papeles y notas se convirtió en orden exquisito, la mirada altanera tomó la languidez de las gacelas en pena.

Transfiguró su apariencia. Ya no más displicencia en el vestir, ahora la sobriedad de los trajecitos con blusas bordadas y lazos conformaban su nuevo vestuario.
Claudia pasó a ser Vivian, que para Vivian era Mathilde.

Unas manos colocaron la versión de siempre en el centro musical que inundaba el bungalow de Tigre.

La muchachita se miró al espejo y no se reconoció.

“Se investigan las huellas de un CD hallado y se trata de identificar el cuerpo de la mujer que yace en la bañera del departamento de Tigre”

Es el portal de los diarios de hoy.

5 comentarios:

Eliane dijo...

Sonia:Que bueno que está el cuento...y el final es... explosivo!!!!!!Me encantó!
Gracias por visitar mi blog...
Te veré en Mar de Ajo en la marathónica del 11 al 15?
Besos

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Maria Rosa dijo...

Que belleza de relato, sos una genia escribiendo, mantienes al lector preso del final,
bellisimo relato!!
Besos
María Rosa

Sonia Cautiva dijo...

Eliane y María Rosa:
El comentario, viniendo de ustedes es una brisa fresca que anima a seguir.
Gracias a las dos.
De a dos contesto, porque las considero de lo mejor " a las dos".
Gracias
Sonia

Alejandro FIGUEROA dijo...

Hola Sonia! ¿Cómo estás? Yo leyendo tus relatos, con su intriga bien marcada (no te animás a una peli de suspenso... Guau!).

Espero que estés bien (veo que hace unos días que no publicás, ojalá sea solo una pausa).

Te dejo un beso.