Salió de la casa como una osa de la osera. En busca de.
Con pasos cautelosos, las espaldas repletas de piedras, de ésas que pesan. Esquivaba baldosas no tan segura como la osa. Intermedió coches, colectivos con caras dormidas, micros con personajes de destinos inciertos.
Caminó. No sabía adónde iba. De momento no tenía idea de qué le tocaba transitar.
En su bagaje de piedras llevaba la tristeza de los tréboles cuando están marchitos y mucho cansancio de años.
Por momentos no supo dónde estaba.
Por momentos creyó conocer el camino.
¡Pobres vacas, se dijo, embretadas en el camino al matadero para el mazazo final! Y le gustó. Cambió idea por idea. Quiso ser vaca en el matadero para no oír más las bocinas que sonaban acompañadas de insultos porque la calle no tenía principio ni fin y ella , ella en el medio.
"¡Vieja ¿ te querés matar? alguien gritó. ¡"No vas a durar mucho así! "
Agotada se paró bajo un árbol tan deteriorado como ella, se sentó en una piedra y la vida se le vino encima. ¿Había sido buena? ¿Mala? ¿Habría sido algo?
¿Sabrían los que amara de su amor por ellos?...y como en un partido, sin handicap, llegó a la conclusión de que todo había sido vano.
En su des- medida de creerse, pareció caerse del último piso del más alto edificio de su querida Buenos Aires.
Miró a los costados, enfiló adelante sin dar vuelta la cara y se perdió en el gentío buscándose, como minúscula arenilla que puebla el profundo mar.
1 comentario:
Poético, triste, muy bueno, con todo el brió de alguien que escribe, cómo decimos de nosotras. Te felicito. Un abrazo. Merci
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