IYERO. ESTE RELATO NO TIENE NADA QUE VER CON TUS NÚMEROS. TAMPOCO CON TU ESTILO, QUIZÁS TE RESULTE ALGO MÁS DIVERTIDO QUE LA " CUESTIÓN DE DIVORCIO". ÉSTA ES UNA
CUESTIÓN DE NÚMEROS
El mencionado individuo estacionó un día en la esquina de la calle 6, entre la 43 y 45. La casa quedaba un poco alejada de la Villa Marítima de Mar de Ajó, pero no era tan incómodo el lugar ya que podía dejar el coche estacionado sin temor a un choque o un robo. Esa tarde traía un kilo de masas para festejar. Eran 80 años ¡pavada! ¿no?¡ qué numero! ¡80! Al bajar, luego de cerrar las ventanillas convenientemente, intentó espiar desde la calle, pero ella no estaba a la vista. Tocó el timbre y Pilar, la encargada, lo atendió como siempre, con su cara de hipócrita con un esbozo de afabilidad. Igual nunca le creyó el indisimulado y desconfiado brillo de sus penetrantes ojos y el rictus de sus labios amargos ¿alguien gozaría al besar esos mármoles minerales alguna vez? ¡Había que animarse! Al saludarla sacó a relucir su mejor artillería (poco le costaba). Un - hola, ¿cómo está la diosa? y listo. Después un hola Betty y otro para Clara. Se fue derecho a la habitación, como todas las tardes a la hora de la visita. La encontró sentada, esperándolo. Un beso y las preguntas cotidianas, repetidas en el mismo orden y tono.
- Hola vieja.
- Hola hijo.
- ¿Dormiste bien anoche?
- Sí, pero apenas un poco.
- ¿Te duele algo?
- Y, ¿qué te voy a decir? Me duele todo el cuerpo. Hoy tardaste. Creí que no venías.
- Vieja ¿cuándo no vine? Vengo todos los días. ¿Te dieron los remedios?
- Sí, ¿y los chicos y la Norma? Hace mucho que no vienen.
- Te mandan muchos besos.
El único cambio en la conversación se basaba en la excusa del día, ante la ausencia reiterada de la Norma y los chicos....el colegio...los deberes...la Norma tiene que hacer...venía el del televisor...
Sacaba de la galera en cada oportunidad un motivo nuevo, pero remanido. Le sucedía luego que al llevarla hasta el comedor para el té, unas veces en la silla de ruedas, otras en que intentaba que diera unos pasos para llegar hasta la mesa venían los saludos a unas y otros. Eso no le costaba. Le gustaba. Pareciera que lo sacaba de la conversación acostumbrada con su madre.
Fatal fue la noche en que le avisaron que la señora Edelmira estaba muy descompuesta. Se levantó de la cama en un santiamén, serían las 2 de la madrugada y sin dar explicación a su mujer sacó el coche del garage y voló hasta Siglo XXI ( así se llamaba el geriátrico en que doña Edelmira vivía hacía 5 años y en los que Pedro no faltara un solo día).
Esa noche doña Edelmira murió y sin ver a su hijo.
Pasada una semana del triste episodio, Pedro volvió al Siglo XXI como lo hiciera durante los cinco años en que su madre lo habitó. Recibió las condolencias del caso de las que intentaron dárselas, Y se fue con la promesa de volver. Y así lo hizo. Cada día volvía como si doña Edelmira lo esperara, diariamente. Entraba y el saludo era particular a cada uno y siempre con una palabrita amable y un cuchicheo.
La semana pasada lo encontré justo al estacionar su coche y después de un abrazo, le pregunté si venía a ver a su mamá. Hacía como 2 años que no lo veía.
- No viejo, me respondió. Mamá murió hace dos años.
- Eh, Pedro ¿tenés a otro internado aquí?
- No. Vengo a levantar unas jugaditas. Hace 7 años que los abuelos del Siglo XXI me juegan todos los días un numerito. ¡Hay que rebuscárselas, viejo! Y entró cantando...Corrientes 348....segundo piso ascensor....
Verdaderamente el hombre era todo un personaje.
El mencionado individuo estacionó un día en la esquina de la calle 6, entre la 43 y 45. La casa quedaba un poco alejada de la Villa Marítima de Mar de Ajó, pero no era tan incómodo el lugar ya que podía dejar el coche estacionado sin temor a un choque o un robo. Esa tarde traía un kilo de masas para festejar. Eran 80 años ¡pavada! ¿no?¡ qué numero! ¡80! Al bajar, luego de cerrar las ventanillas convenientemente, intentó espiar desde la calle, pero ella no estaba a la vista. Tocó el timbre y Pilar, la encargada, lo atendió como siempre, con su cara de hipócrita con un esbozo de afabilidad. Igual nunca le creyó el indisimulado y desconfiado brillo de sus penetrantes ojos y el rictus de sus labios amargos ¿alguien gozaría al besar esos mármoles minerales alguna vez? ¡Había que animarse! Al saludarla sacó a relucir su mejor artillería (poco le costaba). Un - hola, ¿cómo está la diosa? y listo. Después un hola Betty y otro para Clara. Se fue derecho a la habitación, como todas las tardes a la hora de la visita. La encontró sentada, esperándolo. Un beso y las preguntas cotidianas, repetidas en el mismo orden y tono.
- Hola vieja.
- Hola hijo.
- ¿Dormiste bien anoche?
- Sí, pero apenas un poco.
- ¿Te duele algo?
- Y, ¿qué te voy a decir? Me duele todo el cuerpo. Hoy tardaste. Creí que no venías.
- Vieja ¿cuándo no vine? Vengo todos los días. ¿Te dieron los remedios?
- Sí, ¿y los chicos y la Norma? Hace mucho que no vienen.
- Te mandan muchos besos.
El único cambio en la conversación se basaba en la excusa del día, ante la ausencia reiterada de la Norma y los chicos....el colegio...los deberes...la Norma tiene que hacer...venía el del televisor...
Sacaba de la galera en cada oportunidad un motivo nuevo, pero remanido. Le sucedía luego que al llevarla hasta el comedor para el té, unas veces en la silla de ruedas, otras en que intentaba que diera unos pasos para llegar hasta la mesa venían los saludos a unas y otros. Eso no le costaba. Le gustaba. Pareciera que lo sacaba de la conversación acostumbrada con su madre.
Fatal fue la noche en que le avisaron que la señora Edelmira estaba muy descompuesta. Se levantó de la cama en un santiamén, serían las 2 de la madrugada y sin dar explicación a su mujer sacó el coche del garage y voló hasta Siglo XXI ( así se llamaba el geriátrico en que doña Edelmira vivía hacía 5 años y en los que Pedro no faltara un solo día).
Esa noche doña Edelmira murió y sin ver a su hijo.
Pasada una semana del triste episodio, Pedro volvió al Siglo XXI como lo hiciera durante los cinco años en que su madre lo habitó. Recibió las condolencias del caso de las que intentaron dárselas, Y se fue con la promesa de volver. Y así lo hizo. Cada día volvía como si doña Edelmira lo esperara, diariamente. Entraba y el saludo era particular a cada uno y siempre con una palabrita amable y un cuchicheo.
La semana pasada lo encontré justo al estacionar su coche y después de un abrazo, le pregunté si venía a ver a su mamá. Hacía como 2 años que no lo veía.
- No viejo, me respondió. Mamá murió hace dos años.
- Eh, Pedro ¿tenés a otro internado aquí?
- No. Vengo a levantar unas jugaditas. Hace 7 años que los abuelos del Siglo XXI me juegan todos los días un numerito. ¡Hay que rebuscárselas, viejo! Y entró cantando...Corrientes 348....segundo piso ascensor....
Verdaderamente el hombre era todo un personaje.
4 comentarios:
Me viene a la mente el dicho de matar dos pájaros de un tiro. El hombre aprovechaba el tiempo.
No se como se te ocurren estas historias, bueno hay una explicación eres creativa, mi esposa me acota, inteligente, yo agrego con este final sorpresivo demostrás buen humor y un ánimo de divertir al lector.
Seguiremos leyéndote.
Que me contás vos de la historia de Don Francisco vos que estabas en Quequén en ese momento, te espero por mi blog.
Andrés.
awwoiyero. En ambas cosas los dos tienen razón. No en lo de creativo ni inyeligente, sino en la ocurrencia y en lo de divertir. pero en cierta manera trato de divertirme yo, para salir de mi eterna y ancestral melancolía.
Gracias por leerme. Voy a terminar ahora con Don Francisco. Por supuesto que no con él, sino conla historia. Mil gracias.
Nené
Sonia
mil disculpas si no te habia visitado antes y si no te he costestado los saludos
pero aqui vengo a acompañarte
me encanto tu cuento, la enseñanaza que deja dar tiempo y todo envuelto en numeros y momentos
te dejo muchos cariños y seguiremos en contacto
que sea un buen fin de semana y estes muy bien
besitos y gracias por tus saludos
besos y sueños
Guau! Qué trama! Final impensado, felicitaciones.
Desde hoy tenés un lector-participante más de tus líneas.
Gracias por visitar mi blog.
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