Hace frío y se arrebuja en su abrigo costoso y confortable.
Van varias noches que no sale y ésta se ha decidido.
¿Por qué no? ¿Acaso tengo compromiso alguno?
En el caso de que me arrepienta de haber salido con esta garúa finita, vuelvo y listo.
Veré una película, tomaré un wisky, vaso chico, mucho hielo y a lo de siempre.
Total nada ha cambiado desde que Juan y ella…
Retorno a los mismos pensamientos. No puedo dejar de hacerlo. Juanjo.
Juanjo. El amor de mi vida y ella, mi ruina ¿o fue él? ¿Cómo no vi?
Siempre con las carpetas, las notas, los problemas de los alumnos.
No me daba el tiempo.
¿No me hacía el tiempo?
Yo en las escuelas. Juanjo en la empresa. Hasta que ella llegó. De lejos.
Llegó la prima extranjera, la prima huérfana.
Ella y Juanjo, los que se fueron y me dejaron sola.
Sola con mi soledad. Ya sin aulas, sin amigos.
Acá estoy. La calle, a pesar del frío está concurrida.
Desde la mesa de la confitería, miro pasar…alegres, apurados,
cariñosos, juntos, solos, solas. Y la veo.
Flacucha, esmirriada, ojos de Auswichtz. Entra. Me deja la estampita.
Vuelve. La siento a mi lado a pesar de la cara del mozo.
¿Cómo te llamás? ¿Roxana dijiste? ¿No tenés frío? ¡Hace frío! Vamos.
Pago. Nos vamos.
Han pasado 10 años y Roxana terminó el secundario.
La estoy esperando para almorzar.
2 comentarios:
Esta historia me gusta desde el título. Grandes historias en relatos breves. Pinceladas de la vida que se detienen en una instantánea. Corazón afuera para mirar la vida, desde ahi parecen ser contadas Sonia.Te felicito,más me gusta que a Roxana se la espere a almorzar!!!!! Merci
SONIA, UN RELATO PLENO DE HUMANIDAD.
SILVIA
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